La Costa Oeste de EEUU, más cerca de China y donde se registraron los primeros casos, ha logrado aplanar la curva, mientras que en la Costa Este el coronavirus ha causado estragos.
Por Argemino Barro
La información en Estados Unidos tiene su curso, casi como un río. La fuente o cabecera, allí donde se forman muchas de las noticias, es la Coste Este: el cogollo político-económico de Nueva York y Washington. También son estas dos ciudades, con permiso de Hollywood, las que suelen proyectar la imagen del país en el resto del mundo, y son sus tristes escenas de la pandemia las que llenan los informativos. Mientras, en la otra orilla, tres horas por detrás y junto al Pacífico, los estados que fueron en su día la “zona cero” del coronavirus tienen otra historia que contar. La historia de cómo parecen haber mitigado con éxito la propagación del virus.
Nuevos datos forenses indican que las primeras dos muertes por covid-19 en EEUU se dieron en California los días 6 y 17 de febrero. El día 26 de febrero, murió un hombre en un suburbio de Seattle, en el vecino estado de Washington, donde se producirían 37 de los primeros 50 fallecimientos en el país. A principios de marzo el paisaje era sombrío en el entonces considerado “epicentro” del coronavirus en Estados Unidos.
“Esta es una situación de salud pública sin precedentes”, declaró el gobernador de Washington, Jay Inslee, el 11 de marzo. Su administración decretaba el estado de emergencia para prohibir los eventos multitudinarios. Pocas horas después Oregon y California seguían su ejemplo. El 16 de marzo, San Francisco, con 40 casos confirmados de covid-19, fue la primera ciudad del país en decretar confinamiento.
Contra todo pronóstico
Las predicciones en California eran aciagas. El estado más rico y populoso del país estimaba que más de la mitad de sus habitantes, unos 22 millones de personas, contraerían el virus en las ocho semanas siguientes. Las 87.000 camas de hospital disponibles no bastarían y el gobernador, Gavin Newsom, pidió ayuda al Gobierno federal contra la ola que se avecinaba. El 19 de marzo, California fue el primer estado en decretar confinamiento.
La información en Estados Unidos tiene su curso, casi como un río. La fuente o cabecera, allí donde se forman muchas de las noticias, es la Coste Este: el cogollo político-económico de Nueva York y Washington. También son estas dos ciudades, con permiso de Hollywood, las que suelen proyectar la imagen del país en el resto del mundo, y son sus tristes escenas de la pandemia las que llenan los informativos. Mientras, en la otra orilla, tres horas por detrás y junto al Pacífico, los estados que fueron en su día la “zona cero” del coronavirus tienen otra historia que contar. La historia de cómo parecen haber mitigado con éxito la propagación del virus.
Nuevos datos forenses indican que las primeras dos muertes por covid-19 en EEUU se dieron en California los días 6 y 17 de febrero. El día 26 de febrero, murió un hombre en un suburbio de Seattle, en el vecino estado de Washington, donde se producirían 37 de los primeros 50 fallecimientos en el país. A principios de marzo el paisaje era sombrío en el entonces considerado “epicentro” del coronavirus en Estados Unidos.
La gran Babilonia de nuestros días, Nueva York, pasa por uno de los momentos más difíciles de su historia: más de 100.000 casos en el estado y casi 3.000 personas han fallecido
“Esta es una situación de salud pública sin precedentes”, declaró el gobernador de Washington, Jay Inslee, el 11 de marzo. Su administración decretaba el estado de emergencia para prohibir los eventos multitudinarios. Pocas horas después Oregon y California seguían su ejemplo. El 16 de marzo, San Francisco, con 40 casos confirmados de covid-19, fue la primera ciudad del país en decretar confinamiento.
Teletrabajo generalizado
La Costa Oeste es una de las regiones más ricas de Estados Unidos. Si California fuera un país, sería la quinta economía mundial: por delante de Reino Unido. Y es el estado de EEUU con mayor proporción de teletrabajo. Las grandes compañías tecnológicas de Silicon Valley fueron de las primeras en pedir a sus empleados que trabajaran desde casa y pusieron su información a disposición de las autoridades.
La fundación de Bill y Melinda Gates, que ha dedicado más de 100 millones de dólares a la lucha contra la pandemia, tiene su sede en Seattle. Cuando el gobernador Inslee decretó las medidas de distanciamento social, lo hizo con un modelo de predicción había diseñado la fundación Gates.
Los tres vecinos, además, están entre los pocos estados de Estados Unidos que garantizan por ley la baja por enfermedad, una medida que ha podido permitir a los trabajadores con síntomas quedarse en casa sin perder el sueldo, a diferencia de lo que sucede en otras regiones del país.
Poco transporte público y catástrofes naturales
El transporte público, uno de los grandes vectores de contagio en ciudades como Nueva York, no está entre los fuertes, por ejemplo, de California, un estado que ha llevado al paroxismo la cultura del automóvil, sobre todo en las localidades del sur. Cada hogar californiano posee dos coches y las autopistas enrevesadas que rodean Los Ángeles han quedado como testimonio del individualismo mecanizado.
California también es un estado acostumbrado a la gestión de catástrofes naturales, como los devastadores incendios de los últimos años. Sus autoridades tienen experiencia en coordinar estados de alarma y su población en obedecerlos.
La cercanía a China, el foco de contagio, pudo haber sido al mismo tiempo un inconveniente y una ventaja. El inconveniente es que, solo en enero, unas 150.000 personas aterrizaron en California procedentes de China, el doble de las que aterrizaron en Nueva York. Una conectividad que explica por qué los primeros contagios de Covid-19 en EEUU se dieron en la Costa Oeste.
La posible ventaja es que desde California se observa con más atención lo que sucede al otro lado del Pacífico. Su vínculo con China es fuerte, tanto económico como social. El 40% de las importaciones chinas se descargan en Los Ángeles y California tiene el mayor número de chinoamericanos de EEUU:1,3 millones. Una relación que puede haber contado a la hora de calibrar el riesgo de propagación.
Planes de reapertura
La semana pasada, los tres estados anunciaron al unísono sus planes de reabrir las economías y “darle la vuelta” al guion de la pandemia. Un paso que darán de manera progresiva y cautelosa, según el comunicado, pero que los sitúa muy por delante de las otras regiones de Estados Unidos en el calendario de la crisis.
El gobernador Newsom evita dar fechas concretas, pero baraja reabrir los restaurantes californianos este verano. “Tendremos que abrir las cosas lentamente, y modificar la manera en que llevamos los negocios”. La decisión dependerá de varias variables, como los equipos de protección disponibles para los empleados y, sobre todo, el número de pruebas de coronavirus: la única manera de seguir de cerca la evolución de los contagios para saber cómo controlarlos.
Mientras, algunos ciudadanos, confinados desde hace más de un mes, se empiezan a mostrar impacientes y ya han salido a protestar en el estado de Washington, incluidos dos congresistas locales. “Creo que la mayoría de la gente piensa que (el confinamiento) ya ha durado lo suficiente, con mucho, y que es el momento de dar un paso adelante y reabrir Washington con seguridad”, dijo Vicki Kraft, congresista republicana del estado. Unas 2.000 personas se manifestaron en Olympia.
El gobernador Jay Inslee, sin embargo, ha extendido el confinamiento hasta el cinco de mayo. “Podemos modificar algunas restricciones en las próximas semanas si los modelos científicos así lo indican”, declaró. Los modelos de predicción estarán listos para revisar en los próximos días.
Fuente: El Confidencial
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